Ciego

¿Por qué el blanco del papel se vuelve de tintes negros?

Sí de esta blancura pude dibujarte, con gris del lápiz,

el mundo que una vez tuviste, del que escapaste y no realizaste.

No tiene que ser así nuevamente, tiene que ser diferente.

No necesito viajes, sumar kilómetros o tiempo,

solo entiendo que no has quedado en un sótano...

Demente de mis oraciones, me pierdo en
negros tintes para conformarme con mis elecciones.
Pero ya es el después y quiero ser ciego de estos momentos.
Quiero ser deseo de mis deseos y preocuparme por mi,
como aquella vez que me dijiste el último día que te vi.
Hoy te pierdo y me pierdo por elección,
pero siempre sonará un latido en mi corazón.

Elijo estar así, en un latir esperanzado.

El tiempo pasa, pero para mi no significa nada,

por lo que siempre estará presente.

Es el tiempo cual transcurre, cual no se detiene

y aniquila con puñales los cuerpos débiles.

Pero manifestás que necesitas un aire benévolo,

y te duele no tenerme cerca tuyo...

Sos mi piel, mi aroma, mi respirar, mis ganas a más.

Mi vida ha sido llena de batallas que dolían,

una guerra que no sabría cuándo termina, pero

que se cuándo hay heridas que queman la vida.

Sos mi recuerdo más valiente, que quiero atesorar.

Pero continuaré en esta batalla, firme sin flaquezas.

Rendirme es renunciar a todo lo vivido...

Soy droga ausente de un adicto.

Soy un fantasma que traspasa paredes

para solo acariciarte en un abrazo absoluto.

Mi deseo se ha vuelto silencio, pero compartido

para la persona que hoy me acompaña.

Enfrentando su síntoma o cólera, pero mi

elección es decisiva, aquí me quedo.

En este presente que estoy manteniendo.

Demente de mis oraciones, me pierdo en
negros tintes para conformarme con mis elecciones.
Pero ya es el después y quiero ser ciego de estos momentos.
Quiero ser deseo de mis deseos y preocuparme por mi,
como aquella vez que me dijiste el último día que te vi.
Hoy te pierdo y me pierdo por elección,
pero siempre sonará un latido en mi corazón.

Hoy es el deseo de no ser ciego, de volver

a ser vidente y concentrarme en momentos.

Pero no es por vos mi ceguera, sino porque

yo mismo me la proboqué, mi elección a no ver.

No freno, continúo con mis pies en estos pasos

oscuros, pero soy ciego y me acostumbro a los ruidos,

guiándome por un buen camino, aunque sea duro.

Mis manos son las videntes de los recuerdos perbalecientes...