24 hojas

Eliminaste los pesos de mi espalda,

fiel desde el inicio del día, me acompañaste,

siendo sincera conmigo, abriendote desde tu nada.

Tus hojas blancas sin ninguna mancha,

Vacío eterno que me llama a escribirlos.

Miro y elimino estos sentimientos,

te dedico el tiempo, me das las experiencias del pasado.

Acumulé, me olvidé de revivirlas, las dejé.

No dí el ánimo para seducir la vista con su olvidada vestidura.

Son todas ustedes las más bellas hojas,

siempre serán ELLAS las que aniquilen ese fango

que me hunde sin murmullos. Aunque grite estoy mudo.

Paso estas páginas y me disgusto,

porque ustedes me dieron tanto y las dejo encerradas

en su cuarto, solo para visitarlas, no agruparlas a mis juegos de palabras.

Ellas están lúcidas al cerrar el libro,

dieron vida a mis dedos, supieron dibujar las balas,

me dieron estas alas para estar libre en esta ciudad,

en este mundo que me muerde sin piedad.

Páginas blancas que se tornaron amarillas,

olvidé estas 24 paginas en mi juego diario.

Como un grave insulto, las dejé solas cuando ustedes me dieron mucho.

¿Dónde está la reciprocidad?, ¿dónde quedaron las palabras?

Disculpenme, ahora tiembla cada poro de mi piel

por no dejarlas ser, por estar cansado.

Predominaron en su carcel las letras más bonitas,

vocales invintas, mis favoritas, las dejé solas

en esta perdida ciudad, enterrandolas en una tumba, las dejé...